Es difícil empezar a ver las cosas sin un juicio previo creado por nuestra programación social, sin saber de que se trata esa programación y cuando fue (o es) llevada a cabo. Empezaremos por algunos de estos aspectos, teniendo en cuenta que, aún estando condicionados por cientos de mensajes inconscientes, somos libres de elegir el buscar nuestra propia libertad, intentando conocer esos mensajes, su origen, y cómo “protegernos” de ellos.
Evidentemente, no hablo de un lavado de cerebro agresivo y basado en historias sin fundamento, sino en el trabajo sutil que se lleva a cabo desde que nacemos hasta que morimos, y que decide sobre nuestra vida sin que seamos conscientes de que lo esta haciendo, siendo el principal culpable de ese vacío y esa infelicidad con la que morimos y vivimos nuestras vidas.
Nuestra programación tiene 2 fases importantes, la consciente y la inconsciente. La consciente es la que nos ayuda a juzgar y prejuzgar acontecimientos y personas desde un aspecto lógico, y la inconsciente la que hace lo mismo pero desde aspectos que no percibimos, o desde comportamientos cuyo origen desconocemos. Esta es llevada a cabo por la publicidad y propaganda, las películas que nos preparan para percibir acontecimientos futuros con mas tranquilidad y calma, los deportes, las religiones, comidas, el sexo, etc. En esta primera parte trataremos la programación consciente, cuya etapa mas importante es la niñez.
Partiendo de la base de que la percepción de la realidad son simples interpretaciones del cerebro ante la asimilación de los estímulos externos por parte de nuestros sentidos (vista, oído, gusto, olfato y tacto), esa interpretación va a estar directamente relacionada con los valores sociales de nuestro entorno. Así, si en Honk kong esta bien visto comer perros, una persona nacida y criada allí verá con normalidad la carne de perro en las carnicerías, no así una persona occidental, que podría llegar a percibir esta situación incluso como un acto salvaje y absurdo.
Cuando somos niños empezamos a desarrollar los filtros con los que miraremos la vida durante el resto de nuestras vidas. Estos filtros están determinados por las normas sociales en primer lugar, y las familiares en segundo, ya que, generalmente las normas dentro de una familia están determinadas por un previo condicionamiento de los valores primordiales de la nación en la que viva. Cabe destacar que cuanto más se centre una familia en participar en la educación de la persona, mas predominantes en su vida van a ser los valores nacidos y desarrollados dentro del seno de la misma. Claro está que hablamos de aspectos conscientes, ya que cada prejuicio lleva consigo su opuesto oculto en la sombra de nuestro inconsciente, un aspecto bien desarrollado durante el siglo XX por Carl Jung y muchos otros psicólogos de gran relevancia.
La tendencia de nuestros gustos o disgustos sociales está marcada por esta programación social. Así, una persona nacida en una familia xenófoba tendrá tendencia a ser xenófoba (o todo lo contrario, aunque este es ya un aspecto inconsciente) o una persona nacida en una nación capitalista sera enseñada a odiar y repudiar al enemigo comunista.
Esta es, quizás, la parte mas fácil contra la que enfrentarnos para dar un paso adelante en nuestro desarrollo hacia ser una persona libre. Sólo debemos fijarnos en que aspectos de nuestra vida estamos de acuerdo con algo que nos lleva a estar en desacuerdo con otro punto de vista y a intentar castigar al que piense distinto a nosotros, y que esté directamente relacionado con la forma de ver la realidad como nos la enseñaron.
Tales pueden ser una lucha no del todo lógica contra un enemigo político fictício (EEUU- Oriente medio, Korea del norte- Korea del sur, India- Pakistán, Catalunya-España, etc), un enemigo social fictício potenciando el rencor entre ambas partes (americanos-mexicanos, blancos-negros, cordobeses-porteños, españoles-franceses, armenios-turcos, chinos-japoneses, etc), el mismo dilema de un enemigo social pero en el ámbito familiar (la familia de tu tío, la nueva mujer de tu padre, tu primo el drogadicto, etc.), la apreciación por un tipo especifico de comida (la carne de cerdo en España, la carne de vaca en Argentina, los insectos o comidas excitantes en Tailandia, etc) o quizás la más importante, la diferenciación y, en muchos casos, demonización de la manera de vivir de otras culturas en pro de alzar la cultura consumista y globalista como el estado magnánimo y de supremacía absoluta alcanzada por la civilización moderna.
De esta manera, se muestra como retrogrados e inadaptados a todos aquellos que viven en culturas con costumbres totalmente distintas a las nuestras, hasta el punto de mostrarnos sus actividades y ritos tradicionales como inservibles y salvajes; siendo totalmente hipócritas e ignorantes ante la realidad de que la mantención de un estado consumista y capitalista como el actual conlleva actos mucho mas salvajes e inhumanos que unos simples ritos con mutilaciones o agresiones físicas dificiles de aceptar por esta previa programación social. Actos como niños muriéndose de hambre, 3.500 millones de personas viviendo con menos de 2 dolares al día, epidemias, o millones de personas en guerras dirigídas por gobiernos en post de intereses económicos que en nada influyen a la mayoría de la población, y todo esto para la supervivencia del estado de consumo exagerado actual por parte de los paises “desarrollados”.
Estos son algunos puntos de nuestro razonamiento lógico que deberíamos analizar en nuestra manera de ver las cosas, y no para cambiarlos sino para entender que otra persona tenga un punto de vista distinto al nuestro porque fue enseñado en un entorno distinto o de una manera distinta a la nuestra.
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